Patrono de la Diócesis de Palmira y de los trabajadores.
En el año 1952 el papa Pío XII fundó la Diócesis de Palmira, hasta entonces perteneciente e la Arquidiócesis Popayán y la Diócesis de Cali. Su primer obispo, monseñor Jesús Antonio Castro Becerra quien fue posesionado el 5 de marzo de 1953.
Nuestra Diócesis está ubicada en el margen del río Cauca llegando, hasta la cordillera occidental con un paisaje admirable que se encuentra con la cordillera central, de las cuales se puede contemplar el imponente valle del Cauca, que se pinta con los colores verdes, amarillos y marrón que dan una apariencia de alfombras que se extienden en todo el territorio vallecaucano, delineado por el Río Cauca.
Todo este paisaje no es más que la obra creadora de Dios y la más hermosa y perfecta creación, obra de sus manos; el hombre. El hombre que trabaja la tierra y cultiva no sólo sus propios alimentos, sino también sueños, anhelos y esperanzas, que llevan el sustento diario de sus hogares.
La Diócesis de Palmira, engalanada con paisajes hermosos y sobre todo con gente amable, trabajadora y soñadora, tiene como patrono a San José, obrero que junto con de la Santísima virgen María (nuestra señora del Rosario del Palmar) y el Niño Jesús, forman la más hermosa familia de todas; gracias a su respuesta positiva y confiada a Dios por anunció del Arcángel Gabriel.
En San José podemos ver los rostros de nuestros muchos campesinos que trabajan la tierra. Especialmente de los diez municipios que conforman la Diócesis de Palmira. Vemos cómo de las montañas, con climas templados como Calima El Darién, Restrepo y Yotoco con manos laboriosas se cosechan hermosos frutos de Café, plátano, tomate, pimentón habichuela, piña, lulo, etc., que son llevados a municipios como Tuluá, Buga, Cali ayudando al sustento de esas ciudades, pero también sirven para la seguridad alimentaria de sus propios habitantes.
Cuando bajamos a los municipios de Yotoco en la parte plana y continuamos hacia Vijes por la vía Panorama, nos encontramos con un bello contraste entre el borde la montaña menos boscosa con el borde del Río Cauca, delineada con el verde de la caña de azúcar cultivado por los ingenios azucareros que producen gran parte de los empleos de los campesinos de la región, aunque cada vez más son remplazados por maquinaria. Ya en Vijes, vemos un panorama de una ciudad (blanca) llamada así por la producción de la cal y me atrevo a decir por la calma y el silencio que reina en las calles de este bello municipio; característica que tiene nuestro patrono San José, obrero “hombre justo, prudente y silencioso”
Cuando pasamos hacia los municipios de El Cerrito y Ginebra nos encontramos en el primero; el fervor de un pueblo que siente y vive su fe y que dicha fe le ha servido para forjar el desarrollo de su pueblo, a través del trabajo de la tierra con la caña, el algodón y en la zona del páramo (Tenerife) con las grandes extensiones de cebolla a las cuales se puede llegar, pero no sin antes contemplar la historia y la belleza de la literatura colombiana y vallecaucana de Jorge Isaacs en la hacienda el Paraíso con el relato de Efraín y María. De igual manera la hermosa y engalanada Semana Santa, patrimonio del municipio.
Y ni qué decir de la belleza del arte más hermoso y completo de todos; “La música” y el sin igual del Mono Núñez en Ginebra donde resuena el canto armonioso de voces e instrumentos que hablan de la historia de un pueblo que como San José junto Santa María cantan las maravillas de Dios al ser escogidos, para ser partícipes de la obra redentora de Dios.
En este recorrido, seguimos avanzando hacia el sur y nos encontramos con la bella Palmira. Es como si San José en este recorrido visita a su santísima esposa, en la catedral del parque Bolívar y junto al edificio del Camp le volviera a confirmar la aceptación de tomarla por esposa y llevar en sus brazos a Jesús como buen padre, para que así todos los hijos de Dios pudiéramos contemplar a su Hijo (putativo) Jesucristo.
Finalmente llegamos a Florida, pero pasando primero por Pradera y Candelaria. Pradera, un municipio que tiene un clima paisajístico hermoso, entre la cordillera central y el plan del Valle, de los cuales se producen no sólo productos agropecuarios, sino que se puede disfrutar de un sano turismo, refrescado por el río que descuelga entre las montañas rocosas con un clima espectacular. Aquí hay una gran oportunidad para huir a Egipto como lo hizo José con María. Un huir que es la excusa para salir de la monotonía y disfrutar de las maravillas de Dios que dan paz y calma, pues Dios tiene el control de todo.
Pasando por Candelaria, encontramos un paisaje distinto, pero bello; su gente, sus empresas, su grandeza poblacional cada vez más unida a la capital del departamento, entre otras. Es un municipio muy laborioso donde el agite diario es constante, pues por aquí se cruza de un extremo a otro del país, dejando progreso, aunque también problemáticas sociales.
Y Florida, al sur del departamento. Un municipio que cuenta con una riqueza cultural grande y especial. Está en los límites con el departamento del Cauca, haciéndola muy rica a nivel de etnias y costumbres, una gran variedad de regiones se unen en este hermoso municipio que tiene como patrono a San Antonio de Padua, la virgen de las Lajas y al Señor de los Milagros, lo cual conjuga el sur del país con un policromado de alegría del pacífico y gentileza de los pobladores nariñenses, caucanos, chocoanos y vallunos.
Cuando hacemos este recorrido por nuestros pueblos, nos sentimos identificados entonces con el trabajo que cada persona le aporta al bienestar de toda una familia diocesana que busca ser como en la Fratelii tutti del papa francisco numeral 8. “…Somos una familia, todos hermanos”. Y en esa familia tenemos un poderoso intercesor; San José, patrono de la Iglesia universal, patrono de la Diócesis de Palmira y por supuesto patrono de todos los que trabajan por el reino de los cielos y por el desarrollo de los pueblos.
Felices fiestas para toda nuestra Diócesis de Palmira.